Es un estudio que acompaña al plan de empresa y que se centra en analizar el aspecto económico del proyecto empresarial. En él se incluyen las previsiones de gastos o inversiones al iniciarse la actividad, los recursos económicos de que se dispone para hacer frente a estas inversiones, las fuentes de financiación disponibles y una estimación de pérdidas y ganancias de los tres primeros años, para analizar si el negocio resulta rentable.
Hay que indicar las políticas de marketing y distribución del producto o servicio, su precio y establecer las previsiones de ventas:
- Se deben concretar los aspectos financieros más importantes del proyecto: inversión inicial, fuentes de financiación disponibles, previsión de resultados a tres años vista, etc.
- Conviene estudiar el mercado al que va dirigido el producto o servicio, quiénes serán los posibles clientes, analizar a la competencia (dónde está y qué ofrece) y estudiar la situación del sector.
- Se deben contabilizar las inversiones iniciales que hay que acometer, como obras en el local, compra o alquiler de mobiliario, maquinaria, equipos informáticos, existencias...
- Hay que analizar quién puede financiar estas inversiones: financiación bancaria, subvenciones o recursos propios.
- Se debe especificar el personal que se va a emplear en la empresa.
- Se tienen que incluir los gastos mensuales del proyecto empresarial: luz, agua, gas, teléfono, Internet, publicidad, tasa de basuras, etc.
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